SÓLO CUANDO LLUEVE, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Llueve y hace desapacible, vamos, que estamos en esos días que en otros tiempos se recibían con desagrado, pero que ahora dada la falta que padecemos de agua se consideran una bendición, y un gusto verla caer, si además lo hace como ahora en Ciudad Rodrigo, con abundancia, sin causar daños.
Pero es la lluvia la que cae con sentido el que a nosotros siempre nos falta para encauzarla en las calles, donde no sé por qué extraña maldición nunca acertamos a poner los colectores por donde pasa o se almacena. Y si no miren lo que nos ha sucedido en las recién estrenadas obras en la zona de la avenida de España y Campo de Toledo, donde en la entrada de los autobuses hay dos socavones capaces de admitir una barca, inundando un negocio, y en ese mismo tramo en la esquina con la avenida de España un charco incapaz de salvarse en el paso de peatones. Más arriba en la entrada de la avenida de Yurramendi no es que el agua pase del tragante, es que este lo han parapetado tras el bordillo, no sea que el agua acierte a entrar en él, y como resultado un poco más abajo el paso de peatones hace de presa y forma un pantano, que cuando llueve con la fuerza de ayer es sobrepasado por el agua en la cantidad suficiente como para no poder abordarlo.
Más arriba, en la también renovada avenida de Béjar, la margen que linda con el parque de La Glorieta siempre tuvo un problema de almacenamiento de agua, la cual, al circular los coches bañaban sin solución a los peatones que de forma numerosa circulan por la acera. Como se conocía la existencia del problema todos esperábamos que ahora fuera solucionado, pero mira por donde, no solo no ha sido así, sino que han conseguido con la obra agrandarlo, pues ahora almacena mucho más agua el tramo que antes.
Es un nuevo misterio, que espero no lo analicen tan concienzudamente como el que se ha hecho con el problema sanitario, para llegar a la conclusión de que los pacientes prefieren desplazarse a Salamanca por sí mismos, eso sí, omitiendo que es después de haberse visto antes abandonados por el insufrible servicio de los especialistas, y con el agua pues lo mismo, se almacena más por encontrar menos o ningún tragante bien situado.
Pero vamos, que tampoco es cosa de enfadarse, porque bien visto a los pacientes sólo le afecta cuando están enfermos, y a los paseantes sólo cuando llueve.