Boecio escribía allá por los inicios del siglo VI de nuestra era su conocida obra ‘Consolación de la filosofía’. Considerada como la última gran obra del período clásico, es, al tiempo, la que inaugura el pensamiento del Occidente medieval.
Para el filósofo, “el único bien verdadero” son los asuntos de la mente y del espíritu, muy superiores para él –al contrario de lo que ocurre en estos tiempos nuestro tan convulsos y pragmáticos– sobre los de la fama y la riqueza.
Entre los asuntos de la vida del espíritu, se encuentra la poesía, una verdadera consolación para quienes pretenden vivir y estar en el mundo dentro de esos parámetros de un humanismo que es tan beneficioso para los individuos y para la sociedad en la que viven.
Estos días, entre el 14 y 20 de este octubre que ya va declinando, se acaba de celebrar en Salamanca el XXVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, con el título “De aquende y allende”, celebrado en homenaje al poeta español Jaime Siles, valenciano, pero con formación universitaria salmantina, y a la costarricense Mía Gallegos.
Todo un cúmulo de actos, de lecturas, conciertos, presentaciones de libros y otras varias actividades se han ido desarrollando en diversos escenarios de Salamanca: el teatro Liceo, la universidad, el ayuntamiento, la diputación el Colegio Fonseca o de los Irlandeses (en que los poetas se alojaban), así como el Instituto ‘Fray Luis de León’.
En ellos, la presencia de poetas españoles, iberoamericanos y portugueses, así como sus voces, a partir de la lectura de sus propios poemas ha constituido el alma de tales jornadas poéticas y ha dado a los días otoñales salmantinos una pátina de belleza, espiritualidad y humanismo, que han marcado tales días. Y siempre con la presencia de un público atento y entregado.
Un elemento llamativo en tal encuentro ha sido el de la pluralidad de las voces, el de la presencia de poetas, hombres y mujeres, de la mayor parte de los países iberoamericanos, así como españoles, sin faltar la invitación a Portugal, para configurar una fraternidad de la poesía, que también ha sido una fraternidad de la convivencia, de los contactos, de las iniciaciones amistosas, de los intercambios de libros… y de unas conversaciones entre todos y todas, que configuran una cartografía renovada de la vinculación hispánica y americana y portuguesa.
Una de nuestras intervenciones tuvo lugar la mañana del día 18 en el Instituto ‘Fray Luis de León’, junto con Jaime Siles, los colombianos Juan Mares y Diego Despreciado, el venezolano José Pulido, el peruano Martín Rodríguez-Gaona, así como la canaria Cecilia Álvarez; bajo la coordinación del profesor del centro César Calvo. La lectura tuvo lugar en la hermosa y luminosa biblioteca del instituto, un espacio, desde luego, muy propicio para la lectura. Los alumnos y alumnas mantuvieron un comportamiento ejemplar, silencioso y atento.
Y el acto cumplió, como todos los demás celebrados a lo largo de las jornadas del encuentro (cuya alma directora es Alfredo Pérez Alencart), ese cometido de mantener la llama de la poesía como luz que nos oriente y nos consuele, también que nos dé sentido, en medio de este mundo tan convulsos de guerras y de derivas que parecerían querer llevarnos al abismo a todos.