PAISAJE DESPUÉS DE LA BATALLA, por José Luis Puerto - Ateneo Virtual Mirobrigense – Ciudad Rodrigo
PAISAJE DESPUÉS DE LA BATALLA, por José Luis Puerto Hay
un aprendizaje, social y cívico, que aún tenemos pendiente los
españoles de llevar a la práctica: el apoyo mutuo, el arrimar el
hombro, más allá de colores y de banderías, esa cooperación
necesaria cuando nos ocurren desgracias colectivas, causadas por los
fenómenos que sean.
Como,
en este caso, la originada por la llamada DANA o gota fría, en
tierras valencianas, albaceteñas y de otros enclaves mediterráneos.
Una desgracia que se ha cobrado vidas humanas, que ha destruido
viviendas, tiendas, comercios, centros escolares, hospitalarios y
cívicos, que, en definitiva, ha destruido todo un tejido social y
humano en unas localidades muy pobladas y en las que, ay, cuando se
ha especulado con la construcción como gallina de los huevos de oro,
no se ha tenido en cuenta en absoluto una planificación territorial
y urbanística que respetara los cauces de las aguas.
En
tales circunstancias, como estamos comprobando, al estar cubiertos
los sucesos, de un modo respetuoso, o morboso y machacón, según el
caso, por todo tipo de medios, aparece lo mejor y lo peor del ser
humano.
Entre
lo mejor, el voluntariado altruista, el trabajo de las fuerzas y
cuerpos del estado que realizan su labor de un modo ejemplar y
responsable, como es su cometido, los funcionarios del estado que
cumplen con su obligación, las organizaciones no gubernamentales que
arriman el hombro, el vecindario que se presta socorros mutuos, los
donantes de todo tipo de enseres que necesitan los damnificado
(alimentos, ropas, medicinas, etc.)…
Todo
un catálogo, que no podemos ni enumerar siquiera, de ejemplaridad,
de buenas obras y de entrega abnegada, que nos hace mejores como
sociedad y como individuos, y que dice mucho de los valores que tiene
una sociedad como la nuestra, pese a que haya gentes interesadas en
desmentirlos.
Entre
lo peor, los robos y saqueos, la utilización de la violencia en las
visitas de los representantes del estado, las agresiones (verbales y
físicas), las mentiras que se difunden interesadamente, el echar
balones fuera ante responsabilidades que tienen los distintos
gobernantes en la gestión de las calamidades, según los protocolos
legislados…
Pero
tenemos la asignatura pendiente, todos, como españoles, cada cual
con su responsabilidad (de gobierno, de ciudadanía, de vecindad…),
de no aprovechar los acontecimientos para sacar partido a nuestro
favor y derribar al oponente, olvidando o pasando por encima del
dolor y del sufrimiento de las víctimas, en este caso de las riadas,
sino de arrimar el hombro, de cooperar, se sumar esfuerzos…
Hay
demasiadas restas, de todo tipo, en una sociedad como la nuestra.
Pero hacen falta sumas, hace falta cooperación, solidaridad, apoyo
mutuo.
Y
este aprendizaje, social y cívico, pesa como un gran debe en una
sociedad como la nuestra.
No
restemos, no arrimemos el ascua a nuestra sardina, no aprovechemos
las desgracias de todos en beneficio propio. Seamos responsables en
aspectos como el respeto a la sociedad, el respeto a la naturaleza,
la planificación racional del territorio y del urbanismo, la
necesidad de la cohesión social…
Paisajes
después de la batalla… Que nos dan tantas lecciones. Pero somos
duros de mollera. Y casi nunca queremos aprender. Hasta que venga
otra desgracia y sigamos practicando las mismas dinámicas de
siempre, que nada más que restan.