UNA INFANTILIZACIÓN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Días atrás me entero por la prensa de que el ayuntamiento de Ciudad Rodrigo está dispuesto a llevar al juzgado a la empresa que presta los servicios de limpieza. Desconozco las razones, aunque solo debe haber una, incumplimiento de contrato, o lo que es lo mismo, la prestación deficiente del servicio. No sé las cláusulas que incluye el contrato, ni cuáles por parte del ayuntamiento, son consideradas no cumplidas. Pienso que todo se reduce a una mal servicio en la recogida de basuras, dada las muchas veces que veo los contenedores atascados, y las basuras alrededor de los mismos.
No sé cómo acabará la disputa judicial, ni lo que tardará en solucionarse, dado el atasco que padecen los juzgados. Lo que dudo es que el ayuntamiento esté capacitado para hacerse cargo del servicio y lo que es peor, creo que no solamente el nuestro, si no cualquier otro. El por qué de esto, es la vía que eligieron hace tiempo los ayuntamientos, llamada "externalización", la cual todos sabemos, consiste en entregar la gestión de los servicios a empresas particulares mediante un pago por estos.
¿Han mejorado, están mejor gestionados que antes de esta externalización? Pues visto el resultado, no lo parece.
La pregunta ahora es ¿Está el ayuntamiento en condiciones de hacerse cargo de la gestión del servicio, o de cualquiera de los otros servicios que se han entregado para ser gestionados por empresas particulares? Pues me da que no, puesto que ya no dispone del adiestramiento preciso ni de los conocimientos por parte de los funcionarios a los cuales se les ha tratado como a menores y se les ha vaciado de toda acción y responsabilidad. Es decir, se ha producido en los ayuntamientos una infantilización en todos sus responsables, tanto políticos como funcionarios, los que les deja sin capacidad de respuesta ante cualquier problema. Y por tanto en manos ajenas al control público.
Ante este panorama, ya veremos cuál es la solución final, tanto del problema de los servicios de basuras, como el de tantos otros externalizados, cuando las empresas incumplen. ¿No sería el momento de repensar si lo que se debería hacer es coger el toro por los cuernos y ser los concejales y los funcionarios los que ejercieran las misiones que les da el sentido por el qué y para qué obtuvieron el puesto dejando así de ejercer la infantilización de quitarse las responsabilidades de encima?
Aquí queda dicho, pero me da que dado lo lucrativo que está siendo el pastel, las empresas beneficiarias no se lo van a dejar arrebatar. Otra cosa es cómo estas contemplen el servicio, si como un bien público o como un negocio a explotar al máximo aún a cuenta de perdidas de calidad.