PÁGINAS DEL INVIERNO, por José Luis Puerto
Hay otra actualidad, más amable, más anónima, más de pequeños acontecimientos, más del día a día…, la que todos vivimos, la que a todos nos pertenece; una actualidad de grano menudo, de pequeñas cosas, de escasas novedades casi siempre.
Es una actualidad por la que transitamos, en la que nos cobijamos, en la que nos sentimos más seguros. Es una actualidad de tramos cortos, a la medida de nuestro transcurrir, a la medida de nuestro caminar, a la medida de la mano.
Se trata del territorio de los pequeños acontecimientos, de aquello que conocemos, de aquello que vamos tejiendo entre todos con los frágiles pero, al tiempo, poderosos hilos de nuestro existir.
Unamuno llamaba a esa dinámica intrahistoria. Los historiadores franceses contemporáneos del grupo de los Anales comenzaron a hablar, en tal sentido, de historia de la vida cotidiana.
Esa actualidad, esa intrahistoria, esa vida cotidiana está transitando estos días del invierno por esas pequeñas fiestas y celebraciones rurales, ancestrales muchas de ellas, pero ya en buena parte debilitadas o perdidas, por esa despoblación y esa anemia a que ha sometido nuestra tierra, vaciándola de gentes y, por tanto de vida.
Esa actualidad la percibo día a día, porque en el prado que hay delante de mi casa, con las torres de la catedral al fondo, tras de unos chopos todavía invernales, al atardecer y al amanecer, a diario, aparece un rebaño de cigüeñas –si así pudiera decirse– a merendar y a desayunar.
Ajenas ellas, sí, al ruido y la furia de la actualidad política, nacional e internacional; al desmantelamiento interesado de la sanidad pública y de la atención primaria (para que las familias contraten seguros privados y comience el negocio), y a la guerra interesada y odiosa –como todas las guerras– que han desatado a las puertas orientales de Europa.
Las cigüeñas no saben. Solo entienden de los ritmos de la naturaleza. Y recorren en prado, de modo instintivo y ordenado al tiempo, en busca de sustento, para volar este día, para volar todo los días y celebrar –ay, sin tener de ello conciencia– el privilegio y la maravilla del existir.
Hay otra actualidad. Que no conoce el ruido y la furia en los que estamos, en estas semanas y meses preelectorales, en este otorgamiento arbitrario de premios, en este desmantelamiento, también interesado, de derechos democráticos que algunos pretenden…
Hay otra actualidad, la nuestra, la que transitamos, la que nos pertenece, la de todos…, que siempre será más hermosa, si defendemos lo abierto, lo luminoso, lo que es de todos y podemos disfrutar todos.
Las cigüeñas no saben. Nosotros, pese a que tantas veces no queramos, sí.