CAMINO DE FICCIÓN, por José Luis Puerto - Ateneo Virtual Mirobrigense – Ciudad Rodrigo
CAMINO DE FICCIÓN, por José Luis Puerto
A
través de una palabra clara, meditativa, contenida, marcada por una
introspección de carácter existencial, David Mañero (Madrid, 1974)
continúa, en su primer libro de poemas publicado (‘En las horas de
luz’, Libros del Aire, Santander, 2024), la aventura de la poesía.
Una
aventura interminable, según Jorge Luis Borges, cuando, en su
celebérrimo texto “Otro poema de los dones”, da las gracias “por
el hecho de que el poema es inagotable / y se confunde con la suma de
las criaturas / y no llegará jamás al último verso / y varía
según los hombres”.
Estamos
aquí ante otra variación, dentro de esas variaciones infinitas que,
en todas las lenguas y en todas las culturas y civilizaciones,
experimenta la poesía a través de la historia, mientras el ser
humano esté sobre la tierra.
Catedrático
de literatura española de la Universidad de Jaén, David Mañero se
inscribe en una tradición muy contemporánea española, europea y
aun occidental: la de los poetas profesores. Se suma así, entre
nosotros, a un amplio elenco, en el que podríamos citar nombres como
los de Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Jorge Guillén o Pedro
Salinas, y, ya más cerca de nosotros, Carlos Sahagún o Jaime Siles,
por no citar sino unas cuantas figuras bien conocidas de todos.
La
aventura poética de David Mañero en el poemario ‘En las horas de
luz’ se desarrolla dentro de una dialéctica espacio-temporal que
la estructura y la caracteriza. Si recurrimos al eje espacial, no
pocos de los poemas se ubican en determinados ámbitos de
Norteamérica, así como de Almería, particularmente del Cabo de
Gata; todos ellos bien conocidos por el autor.
Pero
el eje temporal es importantísimo en este poemario, un poemario
marcado, por otra parte, por una clara introspección de carácter
existencial, donde hay un continuo tejer de la conciencia, un
continuo deambular que va del adentro al afuera y de aquí a la
interioridad. Se trata de una ósmosis verbal para tratar de
descifrarnos claves del ser humano y del mundo.
El
propio título, ‘En las horas de luz’, nos da dos claves
importantes de la obra: cosmos (luz, y todo lo que lleva aparejado) y
tiempo (“Quizá el tiempo es redimible”, “En el presente no
está el fin”, “no hay conclusión”, etc.).
Otra
clave de gran importancia en el libro es la indagación en el
lenguaje, en la palabra, en la propia creación poética. “Te
paraste en medio / de un camino de ficción –nos indica el poeta–
/ y renunciaste al lenguaje aprendido.” En toda poesía, ha de
haber una renuncia al lenguaje aprendido, para transformarlo en un
decir personal, de ahí ese camino de ficción que se ha de recorrer
con ella.
Estamos
también ante un libro que podríamos llamar de los homenajes,
inscrito, también en este ámbito en lo que podríamos llamar
metapoesía. ¿A quiénes están dedicados tales homenajes?
En
primer lugar, a T. S. Eliot, en esas “Variaciones –verdadero
núcleo central de esta obra– sobre ‘Cuatro cuartetos’ de
Eliot”, desarrolladas en otros tantos ámbitos almerienses y que,
con inicios significativos en sus títulos: “Redención”,
“Invención”, “Invocación” y “Primavera”, alude a cómo
“En la forma callada, / clama también el tiempo inextinguible”;
a “las piedras sin descifrar”, a cómo “En la ficción estaba
tu fin”; a “la experiencia de plenitud que inunda / de realidad
los ritos cotidianos”; o, en fin, a “un fuego que purifica el
alma”, o a ese “tiempo imaginado” en el que el poeta se mueve.
Pero
los homenajes aluden asimismo a voces que resuenan en el poemario y a
las que el autor dedica sendos poemas: Valéry, Colinas, Aleixandre o
el poeta músico Bob Dylan.
El
símbolo final del poemario: el vuelo de una bandada de palomas
–diríamos que de palabras palomas– a la luz con el tiempo
dentro, le deja al poeta, nos deja a todos “en este instante una
certeza”: nos salvamos a través de la palabra, nuestro sentido del
ser y del mundo solo puede articularse a través de la palabra.