Ateneo Virtual Mirobrigense es un blog de opinión ubicado en Ciudad Rodrigo, en el que se expresan las inquietudes, ideas y pensamientos de los articulistas
30 noviembre 2023
NIÑA DEL VIOLÍN, por José A. Blanco
29 noviembre 2023
UN ADIÓS IRREMEDIABLE, por Mara Guadalix
UN ADIÓS IRREMEDIABLE, por Mara Guadalix
JARDÍN SIN FLORES, por José A. Blanco
27 noviembre 2023
UN MERO ESTORBO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
UN MERO ESTORBO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Amanece gris, frío y nublado, sólo entra alegría por el televisor vía liberación de rehenes por las partes desde lo que queda, si es que queda algo de Palestina. Dura poco, pues enseguida viene la advertencia a Sánchez por parte del muy honorable Netanyahu avisándole que tenga cuidadito con lo que dice, pues por lo visto había dicho “que tenían derecho a defenderse de forma proporcionada y con arreglo a la legislación internacional”. Y claro, ir con esas inconveniencias a gente tan de respetar como Netanyahu, él que tanto hace y respeta a los palestinos desde siempre, para que se den las circunstancias favorables a una paz justa y duradera, pues que es ciertamente como todo un desacierto. Y cómo no, así se lo ha hecho ver el PP, tan ducho él en eso de ser servil con los poderosos y mezquino con los vulnerables. Lo crudo es que puede tener razón, y que nos la estemos jugando dado el poder de los que sujetan en el poder a la persona que da la cara, Nentanyhu.
Y llegados aquí, entonces hay que errar o quitar el banco, es decir, o dejamos al poder desnudo él sólo sin estorbarle, con organizaciones mundiales y leyes que no van con él, o les pedimos al menos un poco de respeto, y menos niños muertos.
No sé ustedes qué dirán, pero visto lo visto -entre lo que entra esa inasumible cifra de niños palestinos bombardeados que a cualquiera nos hace palidecer- yo creo que si alguna vez empezáramos a poner orden y humanidad en los conflictos a lo mejor terminaba yéndonos menos mal que si nos arrodillamos. Mientras que nos aclaramos si lo del presidente Sánchez en Israel han sido salidas de tono diplomáticas, o razones legales o humanas, esto no justifica ni avala lo que son o hacen los otros, los de Hamas, sino que muestra lo que están haciendo los israelitas yendo más lejos que ellos.
Por cierto, siempre me pareció un desacierto la expulsión de los judíos de España por los Reyes Católicos, siempre he valorado que ellos en su diáspora por el mundo, conservaran su español antiguo, el ladino, y la llave de la que fue su casa en España, Sefarad. También, siempre he creído, que una cosa son los ciudadanos y otra los gobiernos. Y dicho esto ¿Contra quienes nos estamos enfrentando de los dos al hacerlo con Netannyahu?
Y ahora, aprovechando que el Águeda pasa por Ciudad Rodrigo, me permito preguntarme: “cuando Arafat estuvo a punto de conseguir una paz duradera, en aquel entonces que Hamas se puede decir era la nada ¿quienes pusieron en sus manos los medios económicos y quimeras para que creciera y la paz se esfumara? Y ahora que sabemos que los pozos de gas en Palestina tienen un valor cuantificado en 453 mil millones de dólares según la agencia de la ONU, ¿no tendrá algo que ver esto con la persistencia de querer expulsar a los palestinos de esa tierra? ¿Y ante esta cifra, los más de cinco mil niños que van muertos, no serán más que un mero estorbo?
26 noviembre 2023
HABLAR CON UNO MISMO, por Víctor Esteban
HABLAR CON UNO MISMO, por Víctor Esteban
Está claro que la vida es un constante no parar. Ya lo cantaba la tristemente desaparecida Cecilia, “el caso es andar”. Necesitamos estar en movimiento para sentirnos vivos y si paramos es que algo va mal. Los actuales tiempos nos obligan o nos inducen a vivir completamente acelerados atendiendo a nuestras múltiples ocupaciones y compromisos; unos necesarios y obligatorios y otros autoimpuestos por nosotros mismos fruto de esta tendencia de querer aprovechar todo lo que podamos estos cuatro días que pasamos en este mundo, que, por otra parte, también discurre cada vez más rápido, arrollándonos con su inercia.
Alejandro Sanz se cansó de “vivir deprisa” cuando aún era muy joven. Desconozco si el cantor consiguió su propósito en los siguientes años de aquella infantil canción. Lo que si veo es que muchos no han o hemos podido sustraernos a esta tendencia virulenta de apurar al máximo nuestro tiempo. Trabajamos, llevamos a nuestros hijos al colegio, al fútbol sala, a violín, a clases particulares y entretanto sacamos un hueco para nuestra afición favorita, para ese curso que te va a venir bien en tu curriculum, para visitar a la familia, atender las tareas del hogar y por supuesto echar un vistazo a las redes sociales. Ejecutamos nuestro ritual particular como autómatas imbuidos en el trepidante plan diario que nos constriñe y a la vez nos ordena la vida. Parece que así nos sentimos bien, porque estamos haciendo algo útil, sin pensar muy bien si todo está en orden dentro de nosotros, sin reflexionar si estamos en el sitio que nos gustaría estar, si lo que ocurre a nuestro alrededor es lo adecuado. Asumimos nuestro rol para no castigarnos mucho y cerramos los ojos para seguir el camino trazado, en algunos casos de manera más o menos querida o escogida y en otros casos fruto de lo que la suerte o el buen hacer de cada cual le haya podido deparar, aunque a lo mejor no fuese lo que, sin saberlo a ciencia cierta, era o hubiera sido lo que deseaba.
Sea como fuere, para lo que no solemos encontrar tiempo es para para nosotros mismos. Y con esto no quiero decir que hacer deporte o cantar en la coral de tu pueblo no sea tiempo para uno mismo. Lo que quiero decir es que no dedicamos tiempo a nuestra reflexión interior; a poner en orden nuestras ideas, las cuales corren tan deprisa como el mundo en que vivimos, sin tiempo para ser depuradas, maduradas sosegadamente, de tal forma que podamos ordenar nuestro “yo”. Ese “yo” que, a veces, por la velocidad de nuestro día a día, se automatiza como un robot y pierde su componente humano, ese que nos distingue del resto de las especies y que en ocasiones nos olvidamos de usar. Ese que nos permitiría hacer algo tan saludable como es parar el ritmo y dedicar unos minutos a hablar con uno mismo.
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NECESIDAD DE LA MEMORIA, por José Luis Puerto
NECESIDAD DE LA MEMORIA, por José Luis Puerto
España no puede entenderse sin la perspectiva de los derrotados. De ahí la necesidad de la memoria, de esa memoria histórica y democrática de la que los vencedores quieren desentenderse y que ponen en solfa tantas veces.
Ilustrados, afrancesados, romántico heterodoxos, republicanos…, tantos y tantos españoles, que vivieron un sueño de otra España mejor, de otro mundo mejor. Y que hay que rescatar para la memoria de todos, para dignificar lo que somos, para construir el país del entendimiento, lejos del ruido y la furia que en el presente parecen querer imponerse, fuera de cualquier razón.
Estos días (como ya ocurriera este pasado verano), las oleadas de la memoria nos traen la figura del maestro catalán Antoni Benaiges (Mont-roig del Camp, Tarragona, 1903, fusilado en 1936 y cuyos restos aún no han aparecido), que diera clase en la escuela burgalesa de Bañuelos de Bureba, a través de la hermosa, intensa y emotiva película titulada ‘El maestro que prometió el mar’, estrenada en la última edición de la vallisoletana SEMINCI, dirigida por Patricia Font y protagonizada por Enric Auquer y Laia Costa.
Antoni Benaiges fue uno de los maestros adelantados que introdujeran en España los modernos métodos pedagógicos del francés Celestin Freinet, tan provechosos para los niños y que, a través de la llamada imprenta escolar, expresaban sus mundos y sus concepciones del mundo, a través de unas hermosas revistas, todo un paradigma –por los ejemplos que de ellas nos quedan en Las Hurdes, en la Bureba burgalesa y en otras áreas españolas– de creatividad y de visión encantada del mundo.
La figura del maestro Antoni Benaiges –por el interés que está despertando desde hace años– se está convirtiendo en paradigma, en emblema de todos los maestros republicanos represaliados y fusilados.
La bibliografía sobre él –y sobre esa entrañable historia, con un fin trágico, de su enseñanza en la escuela rural burgalesa durante los dos cursos que van de 1934 a 1936– es ya copiosa, a través del reportaje histórico, de la novela, del teatro y, ahora, de la cinematografía.
La obra teatral de Alberto Conejero y Xavier Bobés, ‘El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca’ (cuya representación fue cancelada el pasado verano, en un triste ejemplo de censura, por el ayuntamiento burgalés de Briviesca), es un ejemplo de tal documentación sobre la vida y tarea del maestro catalán.
La película está basada en la obra de Francesc Escribano, de título homónimo, que ya, en 2013, se publicaría en catalán con el título de ‘Desenterrant el silenci. Antoni Benaiges, el mestre que va prometre el mar’ (‘Desenterrando el silencio. Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar’), obra del indicado Francesc Escribano, Sergi Bernal y Francisco Fe.
Pero tampoco hemos de olvidar la hermosa y documentada novela del escultor y narrador burgalés José Antonio Abella, que ejerciera también de médico en la indicada localidad burgalesa, sobre Antoni Benaiges, titulada ‘Aquel mar que nunca vimos’ (Valnera Literaria, Santander, 2020).
Antoni Benaiges un maestro que pertenece a esa perspectiva de los derrotados, sin la cual no se puede entender nuestro país. Un ejemplo de actitud humana, de entrega a la docencia de los niños, desde perspectivas modernas y humanizadoras, que se está convirtiendo en emblema de tantos y tantos maestros y docentes represaliados y fusilados por los vencedores, por ser republicano y por tener una visión transformadora del mundo.
Un maestro que se está convirtiendo en emblema de todos esos maestros y docentes que no pueden quedar en las cunetas de la historia, y cuya memoria hemos de rescatar, para que siga viva la dignidad de todos.
24 noviembre 2023
YA QUEDAN POCAS HOJAS, por Mara Guadalix
Yo también me siento en una silla, y en ocasiones siento la tristeza del viento, la niebla fría de noviembre, el alma que se enreda entre los dedos como puntas heladas de una escarcha, tan delicada estrella entre las hojas muertas y las hierbas que intentan superar al devastador otoño.
22 noviembre 2023
NIEBLA EN LA INTIMIDAD, por José A. Blanco
20 noviembre 2023
SALVADOS POR LA BANDA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
SALVADOS POR LA BANDA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
El día se marchaba como todos los días últimos, con ataques llenos de ira por parte de los políticos, con el anuncio de más problemas ecológicos, y con lo que es aún peor las nuevas muertes de niños palestinos bajo las bombas, ellos que según José Luis Puerto son la melodía de la humanidad. Uno, encogido, camina por un mundo en el que hace ya tiempo Nietzsche mató a Dios, y que ahora en el siglo XXI se está matando a niños y con ellos el hombre entendido como tal, y a la casa en que habitamos sin que seamos capaces de parar nada de lo que la daña, dando con ello muerte a su vez a la esperanza la gran aliada del hombre, para poder caminar por la vida.
A pesar de todo esto uno se levanta y trata de alzarse en medio de los escombros, como lo hacen las gentes en Palestina y en todas las guerras, buscando para ello un remedio, cuando acudo al concierto de la Banda Municipal de Música, y allí en este me encuentro con la música, y no una cualquiera, sino de valor por los temas elegidos, y de calidad por cómo los interpretan sus componentes, y permitirme que diga orquesta, pues la Banda es ya más esto que una Banda, dirigida con maestría por José Sendín. Con ellos quedó durante más de una hora fuera de mí toda la pesada carga con la que entré al Teatro, y creo que lo mismo le sucedió a toda la sala, por la fuerza con que aplaudió dentro y las caras de satisfacción que tenían al salir. Gracias pues a la Banda por darnos una tregua, entre las vilezas y tragedias de este mundo, y con ello viniendo a darle toda la razón a la pieza Vivo per lei, de Andrea Bocelli, que fue interpretada con tal acierto que a su final la sala puesta en pie le dio un gran aplauso.
Ya ven, una vez más acierta José Luis Puerto cuando dice que en las cosas cotidianas y pequeñas está la salvación, pues eso es lo que hizo la Banda con su música, salvarnos del escenario trágico en el que nos desenvolvemos a diario, no sólo durante el tiempo que estuvimos en el Teatro, sino también durante el que recordamos la actuación.
19 noviembre 2023
LA BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA, CONCIERTO EN EL TEATRO, por Mara Guadalix
LA MELODÍA DE LA HUMANIDAD, por José Luis Puerto
LA MELODÍA DE LA HUMANIDAD, por José Luis Puerto
Los niños son la melodía de la humanidad. Constituyen el segmento más hermoso, más prometedor, más inocente, con más expectativas de la vida. Sin niños, no hay sociedad posible, no hay vida posible.
Y esa melodía de la humanidad que son los niños ha de ser protegida, mimada, atendida, cuidada y enseñada. Sin esa melodía de la humanidad, la música de la tierra enmudecería, la llama viva que arde en el mundo desaparecería, se apagaría y todos viviríamos en la oscuridad y en la tiniebla.
Para que ver su importancia, no hay más que observar en la realidad, en la sociedad, y comprobar esa relación tan especial entre abuelos y abuelas con los nietos y nietas. Ternura, entrega, complicidad, afectos… son algunos de los elementos que pueden percibirse en ese trato humano entre dos generaciones vinculadas, a través del lazo de padres y madres.
Los niños son la melodía de la humanidad. Nadie –ni persona, ni país, ni estado– puede permitirse matar ni aniquilar a los niños, hacerlos desaparecer del mundo. Es, desgraciadamente, lo que está ocurriendo estos días.
Los bombardeos israelíes, que parecen indiscriminados y ciegos, han matado ya a miles de niños palestinos (no entramos en cifras, por la guerra que en torno a ellas siempre hay). Y esto es totalmente intolerable, no tiene cabida en perspectiva alguna. Es un crimen contra la humanidad. Como también lo es el que, en acción terrorista de Hamás, se mataran, sin más, a niños inocentes.
Los niños son la melodía de la humanidad. Hay un arquetipo semítico, que aparece ya en los Evangelios, como es el de los santos inocentes, esos niños degollados por Herodes, precisamente para tratar de hacer desaparecer al Niño Dios.
Como también otro arquetipo de cómo se ha de proteger a los niños es el arquetipo, también evangélico, de la huida a Egipto, que –en nuestras tradiciones orales campesinas– cuenta con tan hermosos romances y leyendas.
Los niños son la melodía de la humanidad. Reclamemos todos, reclamen las naciones que cesen los bombardeos, que cesen las masacres de inocentes, de niños, sin los cuales ninguna sociedad es posible.
Cuando, a través de los bombardeos o de los medios violentos que sean, se masacran y hacen desaparecer de la vida a miles de niños, se está matando –entre ellos– al genio, al creador, al filántropo, al sanitario, al docente, al trabajador, al bondadoso, al emprendedor, al solitario, al meditativo… En fin, se está matando todo ese abanico, todas esas posibilidades que tiene el ser humano de estar en el mundo y, por ello, toda sociedad de perpetuarse y de mirar hacia el futuro.
Novalis, en uno de sus más hermosos aforismos, hablaba de que donde hay niños hay siempre una edad de oro. Y Carlos Sahagún, nuestro poeta del medio siglo, de voz tan clara, tan hermosa y tan consciente, con poemas siempre en pro de la humanidad, titulaba uno de sus libros, muy significativamente, ‘Como si hubiera muerto un niño’.
Estos días, están muriendo muchos niños, los están matando. Santos inocentes, nadie tiene derecho a hacerlo. Y hemos de reclamar entre todos –ciudadanos, países, sociedad de naciones– que cesen esos bombardeos y esa privación de recursos que están matando a tantos y tantos niños.
Porque, sí, los niños son la melodía de la humanidad. Y, sin esa melodía, no hay vida posible.
15 noviembre 2023
DESILUSIÓN, por José A. Blanco
13 noviembre 2023
ZARPAR O ANCLAR, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
ZARPAR O ANCLAR, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Corren las aguas, van veloces y nada tranquilas, en algunos momentos las revuelven y se vuelven feas, llevan en ellas un barco con todos los hombres de España. Pretende llegar al estuario con todos, a pesar de que los hay dispuestos a todo con tal de no dejar bajar aquellos otros que entienden como que son otra nación, y están queriendo encontrar nave propia. Ambos en el fondo son tan tercos como idénticos.
Navegar así, no es tarea fácil, pero ahí está el barco entre bandazo y bandazo aún a flote, ya está casi a la entrada del estuario, va a llegar cargado de sustos y tensiones, pero va a llegar. Allí, en las aguas en calma aparentes tratará de echarse al mar con todos, a ser posible, sabiendo ya un poco mejor cuál es de verdad el mosaico que compone este solar llamado España, y el que unos no están dispuestos a cambiar de cómo es, y otros no quieren seguir en él como ha sido. Lo cual encara a unos y otros, alguien en medio trata de que el barco llegue a poder estar en condiciones de salir a la mar, que en este caso es el mundo, en el cual nada en él es fácil, y menos en estos tiempos convulsos en que todo está inestable.
¿Llegará a poder navegar en el mar de la intranquilidad mundana teniendo algo de sosiego su tripulación, o será un imposible esto lo que hará más difícil su estar en el ya de por sí este imposible actual mundo?
Para saberlo, quizá tengamos pistas en la sesión de investidura, y también dependerá de si escuchamos o nos dedicamos a cantar o a insultar como forofos sin mirar el partido. De esto también, después, dependerá de si la nave estará en condiciones de zarpar con todos juntos o quedar anclada.
12 noviembre 2023
CONFUSIONES O CONTUSIONES, por Mara Guadalix
CONFUSIONES O CONTUSIONES, por Mara Guadalix
CONFUSIONES O CONTUSIONES
EN ESTOS DÍAS INCIERTOS, por José Luis Puerto
EN ESTOS DÍAS INCIERTOS, por José Luis Puerto
Nos acude el sintagma como anillo al dedo, para nombrar la realidad que vivimos, que sufrimos, en este tiempo presente.
Celtas Cortos, la banda de rock vallisoletana, publicaba en 1996 el álbum significativamente titulado ‘En estos días inciertos’. Como los que hoy mismo estamos viviendo. Si es que la contemporaneidad no está marcada de continuo por la incertidumbre, por la ausencia de certezas de todo tipo, en estas sociedades líquidas que ya Zygmunt Bauman definiera.
En estos días inciertos, los “Malos y cobardes” (seguimos utilizando títulos de las canciones de los Celtas Cortos) matan inocentes, bombardean y exterminan a los niños, llenan de violencia las calles, cuando prefieren recurrir a la fuerza en vez de a la razón.
En estos días inciertos, “El emigrante”, los inmigrantes llegan día tras día a las Islas Canarias, jugándose el tipo, escapando de hambres, persecuciones, violencias, y en busca de un mundo y de una vida más dignos.
En estos días inciertos, “El ladrón de melodías”, los ladrones de melodías lanzan bombas sin ton ni son, masacrando a un pueblo, sin haber extraído la lección de que un pueblo que ha sido masacrado, que ha sufrido la terrible experiencia histórica el exterminio, no puede convertirse sin más –debido a unas autoridades insensatas– en dispensador de nuevas masacres.
Porque los ladrones de melodías roban la más hermosa melodía del mundo, que son los niños. De ahí que el poeta romántico alemán, en uno de sus aforismos más hermosos (que recogiera Juan Ramón Jiménez al frente de ‘Platero y yo’), dijera, de modo inspirado que donde están los niños hay siempre una edad de oro.
Esa melodía del mundo, esa edad de oro es la que está siendo arrasada, cuando a una sociedad, a un pueblo humildísimo y arrinconado en una franja, lo dejan sin sus niños, sin su melodía, sin su futuro, sin esa edad de oro que todos los seres humanos merecen.
En estos días inciertos, las autoridades que pueden poner remedio a las tragedias, pacificando, buscando treguas, erradicando las violencias irracionales, parecen llegar “Siempre tarde”, cuando no –como tantos y tantos ciudadanos– se convierten en una “Legión de mudos”.
En estos días inciertos, tenemos todos que entonar una melodía humanizada, con nuestro modo civilizado de estar en el mundo, con nuestras voces, con nuestra ejemplaridad, para parar esa violencia irracional y antidemocrática de nuestras calles; para silenciar y detener los bombardeos; para que los niños –los seres humanos más sagrados– nos devuelvan las “Ilusiones”; para que las “Cucharas” aparezcan en el espacio de las gentes que padecen hambre…
En estos días inciertos, “No nos podrán parar”, a quienes clamamos –que somos la gran parte de los seres humanos que habitamos en la tierra– por la paz, por el entendimiento, por el respeto, por el reconocimiento fraternal de los otros, por la tolerancia, por la cultura de estrechar las manos de todos y de ese abrazo universal y místico que propugnara el poeta peruano César Vallejo en su poema “Masa”.
09 noviembre 2023
PELIGROSAS MANERAS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
PELIGROSAS MANERAS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Contenía el día tanta expectación como preocupación, el asunto de Cataluña tiene por sí tanto contenido explosivo como para no aparecer gente con fuego a las mechas, y tensar más las tensiones, si es que esto aún cabe. Y así ha sido, con la honda preocupación por los ciudadanos de ver en qué va a desembocar todo, con dirigentes tan cada uno a lo suyo como desbocados otros. Y como si el día no tuviera por sí toda la carga explosiva que en él cupiera, llega en medio de él la noticia de que Alejo Vidal-Quadras, uno de los fundadores de Vox, ha sido tiroteado en plena luz del día y en pleno centro de Madrid.
Yo no sé cómo habrán reaccionado ustedes, servidor haciendo como que lo que yo estaba viendo y escuchando en la tele era una peli que no era más que eso, cosa de la televisión, para así poder continuar el día con aparente normalidad, de la que éste carece. Cuando llega todavía más, y es que un líder del PSOE de Sanlúcar de Barrameda ha sido agredido al grito de “traidor”.
Y aquí estoy, ante estas cuartillas no teniendo ni sintiendo más que lo mismo que todos los ciudadanos del país, temor, preocupación por la inmensa tensión, y sin saber qué es más preocupante, si los acuerdos en sí, o el deseo de algunos que descarrilen aunque esto sea para mayor mal de todos. Y queriendo que todo, y lo que es más importante que todos sepan con el tiempo terminar llegando a encauzar el momento para bien de todos y no sólo de los intereses de su grupo o personales.
La pregunta es: ¿Se darán cuenta de dónde estamos y serán capaces de frenarse, o visto lo visto empujarán aún más a ese vacío con las peligrosas maneras de unos y otros para terminar arrastrándonos a todos a él?
08 noviembre 2023
DESCARO, por José A. Blanco
06 noviembre 2023
Y TODO EL AÑO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Y TODO EL AÑO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Como todo lo que mueve personal siempre hay quien se apresura a adelantarlo, para que empiece antes de que sea su turno temporal. Y en estas andan ya con la Navidad Albiol, anunciando que en su ciudad habrá este año un árbol más grande que el de Abel Caballero, ese que es el mayor del mundo mundial, pero que este año se quedará chico, porque el suyo, que ha necesitado 70 camiones para el transporte que junto con la operación de instalación costará 1,7 millones euros, será mayor que el de Vigo, pues a decir de Albiol este va a ser el más grande del universo.
Y en estas estamos, creando un clima navideño religioso del bueno, y haciendo caso al gobierno en lo de ahorrar luz, que para eso cambia la hora. Y no digamos la mano que tratan de echar a la ecología con la promoción de su ciudad para atraer a miles de viajeros tan innecesarios y molestos para los vecinos, como contaminantes, con su intención de llegar al árbol más alto del mundo mundial o del universo y de paso más iluminados
Y ya ven, tan contrarios ellos en eso de lo ideológico, uno del PSOE, otro del PP, y tan de acuerdo en este entender la esencia de la Navidad cristiana, a los que por cierto amparan miles de peregrinos a sus mundiales y universales árboles los que pregonan ambos con la misma fuerza infantil que cuando de chicos al salir del cole nos aprestábamos a mear para ver quien lo hacía con más fuerza y así tratar de presumir de la nuestra era la más larga.
Y en estas estamos, en Navidad y todo el año.
05 noviembre 2023
DE CERCANÍAS Y DE INSTANTES, por José Luis Puerto
DE CERCANÍAS Y DE INSTANTES, por José Luis Puerto
Al tiempo que marcada por su apego a lo cercano y a determinados instantes vividos, que constituyen muchas veces su punto de partida, la poesía de Fermín Herrero (Ausejo de la Sierra, Soria, 1963) tiene un claro sesgo metafísico y moral, pues trasciende los motivos inmediatos de los que parte en su decir, para llevarnos, a partir de un mecanismo contemplativo y meditativo, a una revelación que tiene mucho que ver con universales, marcados por una belleza impregnada de humanismo.
Es lo que ocurre en su última entrega poética, ‘Estancia de la plenitud’ (Pre-Textos, La Cruz del Sur, 1852, Valencia, 2023), un conjunto de treinta y un poemas o cantos, sin título, que puede ser entendido también como un canto unitario en diversas estancias, donde el autor desarrolla líricamente lo que al inicio indicamos.
Nos atreveríamos a afirmar que nos encontramos ante una estética y una ética de la aceptación, de asumir lo vivido (el ser, el amor, el cosmos, el mundo, la naturaleza, los seres, las criaturas…) como un don que, si sabemos percibirlo, sentirlo, captar su sentido…, nos afirma y nos lleva a esa plenitud a la que el título alude.
El autor nos advierte, a través de una cita inicial de Giorgio Agamben relativa a poetas del siglo XIII, cómo el núcleo esencial de la poesía es ser estancia o morada, que, al tiempo que custodia la forma, es expresión amorosa.
Hay, en esta poesía de Fermín Herrero, a través de los asuntos que aborda, una actitud que tiene que ver con la simpatía virgiliana (implicación emotiva y anímica del poeta ante lo cantado); actitud que se mantiene ante el sueño de esos instantes que, en un momento, se gozaron como plenitud (sobre lo que el poeta nos avisa, sirviéndose de una cita de Friedrich Hölderlin).
Percibimos, al leer estos cantos, una ética y estética de la entrega, del despojamiento, de la sobriedad; una suerte de ascesis, pero diríamos que hasta gozosa, pese al pudor con el que se expresa, que marca tanto el modo de ser, como el estar en el mundo, y que alcanza hasta ese modo de decir, marcado por la concisión, la precisión, la enunciación encabalgada, como si el poeta quisiera que percibiéramos el ritmo de otra música.
Aparece, en algún momento, una suerte de programa, de itinerario, que se nos va enunciando mediante infinitivos cargados de una enorme significación: “reconocer”, “Gozar al despojarse”, “tener al desprenderse”, “aceptar”, “acoger”, “darse”, “Llevar al otro siempre”, “no adueñarse ni obligar”… Todo un programa moral. Actitudes todas ellas que nos conducirían al “Amor”, como también al “desapego”. Estaríamos, así, ante una poética, ante un cántico de la aceptación, entonado siempre –según palabras del propio poeta– desde “la gratitud / del corazón”. Y de una cierta negatividad (“Sólo el que dice “no” se salva / del que adula y de sí mismo”).
La perspectiva del amor nos la encontramos, por ejemplo, en ese poema sobrecogedor que comienza “Estoy amanecido de tu cuerpo” y que lleva al poeta a una certeza (“De sobra sé que cuanto / pude esperar lo tuve, si no más.”)
Sin embargo, a la hora de contemplar y meditar, el poeta, como ya les ocurriera a los místicos y, en particular, a Juan de Yepes, por ejemplo, desconfía de los sentidos, tal y como nos afirma: “Y eso / que cada vez entiendo menos, / veo y no veo, miro sin mirar.”
Hay, a lo largo de todo este canto, un mecanismo de correspondencias, que tendrían, si queremos, un sustrato simbólico. Y tal mecanismo consiste en poner en relación lo contemplado con una enorme variedad de estados anímicos que provocan en el poeta.
La tierra, las aves (toda esa variedad de las que enumera; así, “la oración de los tordos”, por ejemplo), las estaciones (el otoño e invierno como más recurrentes), los fenómenos atmosféricos (la nieve, la helada, el viento, la lluvia…), los distintos momentos del día, las plantas, el bosque, determinados lugares, las ascuas, las brasas, la luz… Todo lo contemplado se va asociando y trascendiendo mediante toda una escala de estados anímicos como, por ejemplo, la alegría, la gratitud, el silencio, la soledad, el entusiasmo, el asombro, el fervor, el gozo…, pero también la tristeza, la nostalgia (apenas), el desamparo…
(Abramos un paréntesis: El desamparo está presente también. Cifrado, por ejemplo, en las figuras de dos escritores: José Antonio Gabriel y Galán, “en la primera entrada de su diario, / después de conocer su sentencia / de muerte”: “La vida es dura y bella”… O el inocente Robert Walser (“‘il miglior’ paseante”), del que ni siquiera “se ven sus huellas en la nieve”…).
Y es que el poeta se sirve de este mecanismo de hacer surgir lo psíquico a partir de lo físico, así como de vincular ambos elementos, diríamos que de modo simbólico, para revelar e iluminar el mundo de lo contemplado.
Esta contemplación, este decir, lleva al poeta a la comprensión (“No debo / retorcer el sentido sino templar / mi entendimiento.”). Al tiempo que tiene un resultado apaciguador para él y para quienes leemos sus versos (“De mucho amor la brisa se atempera, / me serena. La tarde me equilibra.”)
El efecto final, por encima de todas las sugestiones que la lectura de ‘Estancia de la plenitud’ nos provoca (algunas de las cuales hemos querido plasmar), es que estamos ante un canto que expresa lo que podríamos llamar, recurriendo a parámetros de la mística, una ‘vía unitiva’. Y la expresión lírica, en este tiempo tan desconcertante que nos toca vivir, de que tal ‘vía unitiva’ sigue siendo posible. De ahí que el poeta adopte la perspectiva amorosa ante los seres, las criaturas y el mundo.
Decía Susan Sontag que cada momento histórico ha de concretar y definir qué entiende por espiritualidad. Aquí tenemos una propuesta de ello, a través de un conseguido canto lírico.
03 noviembre 2023
DESATINADO SARCÓFAGO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
DESATINADO SARCÓFAGO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Aquella plaza hoy remodelada, era silenciosa, humilde, y si se me apura triste, pero era un lugar donde la escultura de Celso Lagar habitaba en ella plácidamente. Nada estorbaba nada, el silencio que le acompañó desde la muerte en el 57 de su compañera la escultora Hortense Begué, para él Hortensia, se hacía presente en la plaza, en la que vivía todo tan armonioso como cercano a su casa de Ciudad Rodrigo, de la que un día partió a París para hacerse lo que fue, un gran pintor, el mejor pintor del circo que nunca existió. Había también en la plaza soledad, la que a él tuvo al morir su amada Hortensia, hasta el punto de dejar de hablar e ingresarse voluntario en un hospital psiquiátrico donde permaneció ajeno al mundo hasta que su deuda tuvo que ser saldada con sus cuadros. Después murió en Sevilla cuidado por su hermana, y luego regresó entre nosotros al adquirir el Ayuntamiento unos cuadros suyos, al recuperarse su escultura y exponerse en la Casa de Cultura, y al poner una réplica en la plaza que lo vio soñar de joven con ser lo que luego fue, un grande de la pintura del siglo XX.
Ahora, se decidió renovar la plaza, donde andaba su espíritu y la reproducción de la Rosa del Thebas, y se ha hecho, me da, que con tan buena intención como desacierto, pues en medio de donde la han metido, con esas piedras tan propias de un camposanto como impropias de la plaza entre las que la Rosa no respira, él seguro que no se sentirá identificado con ese horror que hace imposible encontrar nada de lo que su espíritu representó, pues la han dejado encorsetada en un esperpéntico sarcófago, del que yo sé fijo que está deseando salir para llevarse de la mano a su Rosa y así escabullirse ambos de ese cementerio tan desatinado.
TENTACIÓN IRRESISTIBLE, por José A. Blanco
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