DERECHOS QUE SE TUERCEN, por José A. Blanco
Varias
puertas filtran el acceso a las salas de clasificación. Demasiados
pacientes en los pasillos y más de la cuenta esperan de pie. El tiempo
se detiene antes de entrar. Da igual el día, la hora o la especialidad.
Impotencia, malestar, desesperación… La paciencia se agota y esto tiene
mala espina. O se corta o lo perderemos todo y nadie nos lo perdonará
o caerá en el olvido.