Avanza
julio, ya ha pasado su "Ecuador", y es inevitable pensar en el futuro
cuando tenemos ahí mismo las elecciones, y en esta sociedad convulsa que
se debate entre la violencia, la desidia y una moralidad cuestionable,
seguimos un poco más tristes, reconociendo donde hemos llegado, las
causas y las consecuencias de sabernos proscritos en un tiempo qué, no
hace mucho, era el nuestro, el de cumplir los sueños que las
obligaciones no nos dejaron otrora.
¡Víveme, oh felicidad desgarrada!
Agárrame
y tira de mi hacia arriba, hasta que vuele y vea desde lo alto las
encinas, y que respire el aire, vea a la gente contenta en sus tareas,
porque somos ese empeño de nave a propulsión que nos empuja y sopla y
nos mantiene un poco rotos o locos o felices.a