Aquí todos queremos lo mejor, otra cosa es lo que aparece y parece parecerse a lo que se adapta un poco al momento que estamos.
Incluso
de esta forma hay que hacer concesiones, rebajas y oportunidades, estar
en descuento porque las modas cambian, y los controles absurdos no
sirven para nada, tampoco las quejas ni las prisas.
A
pesar de ser sociales, no todo vale, ni es poesía, ni campos de
colores, ni caballos corriendo, ni palacios encantados, galerías de
cristal, princesas y príncipes enanos, magia de humo en vacías
estructuras, y no somos más que papeles mojados al filo de deshacerse, y
así como máscaras embadurnadas de maquillaje, carmín y rímel, pelucas,
tetas postizas y delirios de una juventud qué pasó hace tiempo al quinto
plano, ah, pero tenemos móvil, internet y mucho cuento.
Amén
de esto, hay lo que hay, no más, la vida qué pasó ya no regresa. Soñar
es un bálsamo que calma y engaña. Pura falacia. Admite y vive con
ilusión, pero a tu lado, porque quizás el otro esté lejano, allá por
Marte o por Saturno, como un Eté satelizado.
