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03 marzo 2025

I. ANUNCIO: EL OSO Y EL BÚFALO, por Ángel Iglesias Ovejero

I. ANUNCIO: EL OSO Y EL BÚFALO, por Ángel Iglesias Ovejero - Ateneo Virtual Mirobrigense – Ciudad Rodrigo

SIN ÉTICA NI ESTÉTICA:

INOCENTADAS Y MASCARADAS CARNAVALESCAS EN EL ANCHO MUNDO, ESPAÑA Y EL MICROCOSMOS MIROBRIGENSE

por Ángel Iglesias Ovejero

I. ANUNCIO: EL OSO Y EL BÚFALO

La “realidad esperpéntica” del tejemaneje mediático mundial se nos ha metido en casa, como un anticipado huracán carnavalesco. Ya no se trata, como antaño, del imaginario “mundo al revés”, con el cual los colectivos de quienes habitualmente vivían sometidos se desahogaban, pensando en la imaginaria vuelta de la tortilla. Las mujeres, con pantalones, asumían la función de matriarcas del hogar, los monaguillos se disfrazaban de obispillos. Con esto, e inspirándose vagamente en las fiestas saturnales romanas, se amenizaba el invierno climático, desde San Nicolás (6 de diciembre) hasta las vísperas de la Cuaresma (el Antruejo), pasando por los Santos Inocentes, los Reyes Magos y de pacotilla, los jorramachis desde San Antón, las Águedas alcaldesas de Febrerillo el Loco, etc. No. Estos días y noches hemos comprobado que la realidad (o lo que se nos vende como tal en la “globalización”, anglófona y consumista, con la que sueñan los papanatas, es lo más parecido a la ficción futurista, a no ser que estemos asistiendo al regreso a los tiempos remotos del Rey que rabió.

Lo que nos han dejado o casi obligado a ver quienes manejan el tinglado mediático, intencionalmente, es un montaje obsceno que presupone el abrazo previo y consensuado entre el Oso de la tundra asiático-americana y el Búfalo Vil de las extensas praderas en el lejano oeste. Este cuadrúpedo y sus adláteres humanoides se declaran liberales y “cristianos”, y, al parecer, para hacer una demostración palpable de su modelo político y de la existencia de su Dios (o sea del Dinero), invitan a un pobre ucraniano, que llega vestido de soldado inerme, con el que piensan jugar como el tigre con el travieso ratoncillo en la sabana, como aperitivo de la pelleja que piensan repartirse (“las tierras raras”) el Búfalo y el Oso. Además de la inmensa asistencia televisiva, hay un coro de la prensa “selecta”. Resulta que el sastrecillo valiente sale respondón, y el Júpiter tonante con su Mercurio tunante, lo acusan de “irreverente”, o sea de pobre, que es la peor injuria y herejía para quienes adoran los placeres de la Carne (el hedonismo), la Concupiscencia de los ojos (la riqueza) y la soberbia de la vida (la fuerza bruta). Las tres concupiscencias bíblicas de que habla la primera epístola de S. Juan (Jn 1, 2.16).

Estos personajes esperpénticos, híbridos morales de maldad, aunque se declaren “evangelistas” y guías de “un nuevo pueblo elegido”, no leen la Biblia. En consecuencia, no pueden verse señalados en esos diablillos o diablazos anunciadores de la llegada del Anticristo, si es que no lo son ellos mismos, como preludio del Juicio Final. Y por eso mismo, como perversos anfitriones, se han atrevido a acusar al representante legítimo del pueblo ucraniano que, como gato panza arriba, se defiende heroicamente contra el Oso invasor, de que con ello están a punto de desencadenar una “Tercera Guerra Mundial” de consecuencias desastrosas, a sabiendas de que solo ellos mismos y sus homólogos (que disponen de armamento atómico) están capacitados física y moralmente para provocar tal cataclismo (como ya hicieron sus antepasados en Japón).

¿Es posible que estemos acercándonos al apocalipsis final o, con el trasero por delante, viajemos con el Tiempo alado a no se sabe dónde?

En España estos hipócritas tienen discípulos y en el entorno mirobrigense discipulillos que han dado señales de su perversión del lenguaje (“sin ética ni estética”) a lo largo del ciclo carnavalesco entre 2024 y 2025. Vaya por anticipado que solo pensamos nombrarlos por sus máscaras y tratar solo de sus personajes. Ahora bien, si luego resulta que ellos se reconocen como personas en esas formas nominales y en los personajes, ofendiéndose por ello, es asunto suyo. Para más detalles, otro día.

UN ACIERTO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

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