QUEMADOS POR DENTRO, por José Antonio Blanco
Arden los campos y nos quemamos todos por las llamas, la desesperación y la impotencia. Por si fuera poco tenemos que soportar el acaloramiento de las chispas de la desvergüenza y el odio. Pagar sueldo al descaro sí es despilfarrar la pasta. No se apagan fuegos con cubos de buena voluntad pero si con prevención, profesionalidad, educación ambiental y algún que otro escobazo a la hipocresía. Que las próximas elecciones apaguen semejante ardor guerrero mandando a más de cuatro impresentables a desbrozar con la solana.