ESTO VA EN SERIO, por José Luis Puerto
Las sucesivas olas de calor desde final de la primavera y a lo largo de este tiempo de verano; olas que afectan a toda Europa y que disparan los termómetros hasta cifras de récord; los incendios que asolan todo el continente, por no hablar de otras partes del mundo; las contaminaciones de todo tipo a las que sometemos a las aguas, al aire y a la propia tierra; y todo un cúmulo de prácticas humanas abusivas que tienden a asfixiar el planeta en el que vivimos…; todo ello unido, con los devastadores efectos que produce en el planeta y en la vida, nos indica que esto va en serio (utilizando una expresión coloquial que todos entendemos).
El cambio climático, el calentamiento global, la contaminación del aire, la sobreexplotación de las fuentes de energía, agravado todo ello con la utilización de tales fuentes como armas al servicio de los intereses geoestratégicos, nos está indicando que nuestro planeta y la humanidad que lo habitamos, así como todas las especies animales y vegetales, estamos viviendo un momento crítico de amenaza y, por tanto, de itinerario hacia un apocalipsis, que nos parece estar dando igual, pues, pese a congresos internacionales, el ser humano no cambia de actitud.
Derrochamos energía, derrochamos alimentación, derrochamos ropa, derrochamos recursos de todo tipo. Y, encima, dentro de una anti-lógica de desigualdad y de desequilibrios de todo tipo. Nos hemos alejado de una práctica humana marcada por la sabiduría: la sobriedad, la contención, el respeto… Y a tales prácticas en las que estamos instalados las llamamos sociedad del bienestar.
Hemos abandonado el campo, el mundo rural, en una larguísima trayectoria histórica que se iniciara en la baja edad media y que llega hasta hoy mismo, y nos hemos ido hacinando en las ciudades. Y, en este desequilibrio habitacional de nuestro propio planeta, está uno de los problemas que tenemos.
No se limpian los bosques, no hay rebaños que los pasten, ni actividades humanas que los controles, y la vegetación entonces se vuelve una maraña caótica que termina siendo una verdadera tea que, nada más que llegan los calores, corre el peligro de arder.
Esta situación crítica que vive nuestro planeta, por culpa nuestra, de la especie humana, se puede enfocar a corto plazo, que es a lo que estamos acostumbrados todos (la prisa, el cambio continuo y acelerado de todo…), o podemos analizarla a fondo, y aquí todo apunta a que necesariamente, para recuperar un cierto equilibrio del planeta y de la propia humanidad, hemos de adoptar un cambio de vida en una dirección que ha de tender a la sobriedad y al uso responsable de todo, y no al abuso, tal y como nos hemos acostumbrado.
Uno de los abusos es, por ejemplo, el aumento insostenible de los vuelos aéreos. Hoy vamos hasta el último confín, sin plantearnos el coste que ello tiene para nuestro planeta, mientras que otros, huyendo de guerras y hambrunas, vienen hasta nuestro “paraíso” de la sociedad de bienestar, para recibir exclusiones y actitudes hostiles de todo tipo.
¿Dónde vamos? Esto va en serio. Las sucesivas olas de calor de estas semanas y los incendios generalizados en nuestro país y en toda Europa nos siguen dando avisos.
Pero nosotros, como si nada. La terraza y la cervecita parece ser nuestro paradigma de existencia. A ver dónde llegamos por tales callejones sin salida.