EL BUCLE, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Llueve, y hay monotonía, no sólo tras los cristales, sino también en la pantalla que a todos nos han introducido en nuestra caverna. En ellas, estos días, nos han repetido una y otra vez, que venían danas una tras otra, que anulaban procesiones, al tiempo que nos enseñan a llorosas cofrades, al tiempo los legionarios al sonar del trompetín se ponen tan rígidos como las gentes del museo de cera.
Salir o no salir, ha sido la duda existencial que provocó el frío y el agua este año, por fin alguien dice: sí, sí, ya de puestos a ello, pero poquito, sólo de la iglesia a la catedral y sin demoras que el tiempo no está para ellas.
Todo entreverado con el machaqueo de la televisión contando los muchos desplazamientos que salen, las muchas reservas que tienen los hosteleros, que nada las para, ni la carestía ni el frío. Somos un pueblo de gente fuerte que nos abalanzamos sobre estos días aunque todo ello sea con este tiempo un sin sentido apoyado en unas disculpas llamadas tradiciones.
Luego llega la inflexión, y otra vez lo mismo, pero en dirección contraria, es decir, nos narran el regreso, que si somos tantos en carretera, que si cuidado con tales tramos, ojo a la entrada que hay tampón. Así un año y otro también, eso sí, con un sólo cambio, unos con agua y otros con sol.
En medio de ello, este año que tocaba frío las florecillas del campo se resguardan del viento, que les ha roto la primavera invernal de los días anteriores. Un gato mira con tedio a todo y a todos desde el interior de su ventana, mientras el río pasa agrisado y sin brillos y con sonidos quejumbrosos. Las aves juegan en el aire toreando al viento, que a una joven le levanta su roja falda, y unos niños embutidos en sus anorak saltan pisando charcos.
Luego, ya enseguida, el domingo haciendo honor a su nombre hace la pascua, pues devuelve a todos a casa y al trabajo. Durante el viaje de regreso más de lo mismo, que si son tantos en la carretera, que si la nieve, que si se cierra la semana con un alto nivel de ocupación. Y es que el bucle no descansa año tras año.
Pues nada, hasta el año que viene que se repitirá, y también Ben-Hur.