EUROPA SE TRAICIONA, por José Luis Puerto
Quién nos lo iba a decir. Ahora el modelo que se toma como ideal, ante el problema y realidad de las migraciones, de las gentes que llegan hasta nosotros en busca de una posibilidad de seguir existiendo como seres humanos, es la propuesta de una discípula de Mussolini, de una aprendiz de bruja.
Y parece que la propuesta ha de ser las de deportar a todos los migrantes a campos (de confinamiento, de concentración, de reclusión…, póngase el calificativo que se quiera) ubicados en países extracomunitarios.
¿Puede ser esa la propuesta, civilizada, de un continente en el que se crearan conceptos como los de la dignidad del ser humano, los derechos humanos y la consideración, en fin, del ser humano como criatura marcada por la conciencia, la fraternidad, el apoyo mutuo…?
Europa, cuando –como ocurre en nuestro presente– adopta posturas cerradas, cuando se encastilla en sí misma, cuando se niega a ser universal, a encerrarse, a protegerse de modo absurdo frente a todos los seres humanos que necesitan llegar hasta nosotros, cuando se comporta de tal modo, deshumanizado y cerrado, se traiciona a sí misma, traiciona lo que es.
Por una parte, como continente colonizador en el pasado (pero con innumerables huellas y consecuencias en el presente, tiene una incuestionable responsabilidad histórica con todos los territorios y países colonizados, expoliados y esquilmados, como ha ocurrido y, en parte, sigue ocurriendo.
Por otra, Europa acepta la presencia de inmigrantes porque los necesita para realizar trabajos que sus propios ciudadanos desechan por considerarlos bajos, difíciles, inaceptables… Si no los necesitáramos, no los admitiríamos.
De continuo, nos encontramos, por ejemplo, con ancianos y ancianas transitando dificultosamente por la calle, ayudados por un o una inmigrante. Personas a las que nos encontramos en la construcción, en los invernaderos agrícolas, en trabajos de recogidas de limpieza y en otros de condiciones muy humildes y subalternas.
¿Es que está funcionando aún un subconsciente colonizador de esclavismo, de considerar como esclavos a los que no son como nosotros, de razas diferentes y de áreas del mundo a las que tradicionalmente se han considerado inferiores, cuando no se han despreciado, y a las que se ha saqueado y esquilmado hasta la saciedad?
España, a lo largo del siglo XX, no puede entenderse sin la emigración. A países de América, tanto del norte como del sur. A Europa, después (nuestro padre, por ejemplo, fue emigrante primero en Francia y después en Alemania). Y, como país de emigrantes, no podemos, ahora, hoy, adoptar perspectivas cerradas y excluyentes de quienes llegan hasta nosotros.
Europa no puede encerrarse en sí misma, no puede traicionarse a sí misma ni traicionar su historia ni los postulados humanistas (dignidad, derechos humanos y civiles, democracia…) que ha ido creando y que ha ido difundiendo por el mundo.
No puede ser ahora el ideal, para la realidad de las migraciones que hoy tenemos, una propuesta lanzada por una aprendiz de bruja, por una discípula de Mussolini.
Europa tiene ideales más altos. No puede traicionar su historia, sus postulados ideológicos, sus valores, que, en los mejores momentos, la han convertido en un continente de luz.