Es viernes de este mayo, que aunque ciertamente viene florido, no está hermoso dadas las frías aguas que caen. Son las siete de la tarde y en la Casa de la Cultura, hay eso, nunca mejor dicho, cultura, traída de la mano de los alumnos de la Escuela Municipal de Música de Ciudad Rodrigo. Son casi todos jovencísimos, y otro, Ángel María Domínguez, no tanto. Entre todos, de forma individual y conjunta, hicieron con sus violonchelos, que pasáramos una tarde de comienzo de un fin de semana alegre, anunciando ya con ello lo que iba a ser.
Al día siguiente, el sábado, en el teatro, es el día oficial de la conmemoración del 125 aniversario del Teatro Nuevo Fernando Arrabal. Todo lo que sucedió en el escenario de la mano de Cardoso, que con audacia y maestría se encarnó él mismo en teatro, tuvo su porqué histórico y su cómo, bien traído a escena. Desfiló por el escenario la historia de éste, y los personajes clave de sus avatares, tanto históricos como actuales, así como también los que nos hacen soñar en el escenario, y los que hacen posible que esto suceda. Y todos estuvieron la altura que merecía el día, su historia y la noche. Enhorabuena a todos pues, que hicieron que la celebración pase a ser histórica, a pesar de la ausencia por los impedimentos de la edad del gran Fernando Arrabal, el cuál de la mano de Medina, que con su cuadro, lo hace estar presente ya para siempre.
Ya es domingo por la tarde, ese tiempo tan poco querido por lo que acarrea de sensación de final de fiesta, y en el que mira por dónde, había un partido de fútbol sala tan importante, que hacía olvidar la melancolía de las tardes domingueras. Me refiero a que jugaba el III columnas Alevín A, en el que juega mi nieto Sacha. Partido decisivo, ya que si ganaban, se proclamaban campeones de la liga de su categoría, como así fue con un contundente 8-1.
Que al finalizar el partido mi nieto, sin pensárselo, viniera corriendo y saltara la valla para abrazarme, y llorara abrazado a mí, para descargar en mis brazos su tensión y emoción, es algo que siempre estará conmigo y que yo ya nunca olvidaré. Después me enteré que el otro partido decretado como importante, pero mucho menos para mí y para todos los padres y familiares, que el que ya habíamos vivido, lo había ganado el Barça.
Después, ya la tarde avanzaba hacia la noche con viento y frío, abriendo así la ventana a un posible lunes poco agradable. En esto, la orquesta Barahona Big Band ilumina la noche y no lo hace de cualquier manera, sino mezclándonos los momentos que el cine, aliado con la música, hizo que muchos años después de haber conocido y oído estas canciones, nos hicieran revivir los sueños que con ellas vivimos, y que estando dormidos pero no olvidados con nosotros, la música del teatro los resucitó.
Por tanto en Ciudad Rodrigo con los actos de estos días hemos vivido un fin de semana que sin duda podemos declarar de triplete gozoso.
