Días de calor, de mucho calor, en los que solo dentro del agua se vive, y en los que además no solo el calor los complica, si no que nos duplicamos en número y esto hace que lo que durante el resto del año todo sean facilidades, estos días sean complicaciones. Y si no, a las pruebas me remito, pues alguien me ha contado que bajó al río con el coche, y para poder aparcarlo, tuvo que subir a la Colada.
Todo esto hace que la gente esté un poco caliente, pero afortunadamente, y hasta el momento que escribo esto, ya ha pasado el Martes Mayor, y no ha habido broncas que lamentar, lo cual no es poco. Por tanto decir satisfactoriamente, que el día ha transcurrido con mucha gente pero ordenada.
Pero hay algo en estos días y en el resto del año, si no se le va la mano, que no es de recibo, y es la nueva moda de barrer con soplador que despierta demasiado pronto a los vecinos con su infernal ruido, y más en días como estos en los que no se ha descansado por el calor y los ruidos hasta altas horas, y en los cuales para rematarlo, aparece el insufrible soniquete del soplador del barrendero. La irritación aumenta al levantarse, cuando comprueban que no solo los despierta, si no que además el "barrido" consiste en el traslado del polvo de la calle a sus casas, puesto que tienen las ventanas abiertas para refrescar, a las que deja llenas de suciedad. Todo lo cual hace que entre los vecinos exista división de opiniones. Unos se acuerdan de la familia del barrendero, otros del concejal de limpieza, y algunos de los dueños de la empresa. Eso sí, todos para mal, dada la indignación que produce, un día sí y otro también encontrase la casa sucia, después de un despertar tan tempranero como irritante.
En nombre de todos los que nos han contado el problema, que no son pocos, creo que sería bueno que el concejal competente y la empresa contratada para la limpieza de las calles trataran de barrer sin ensuciar los portales y las casas, ni el techo de los coches, y sin despertar a los vecinos antes que estos pierdan la paciencia y terminen metiendo en el contenedor al soplador.
