Hablar de luz es hablar de claridad, tanto de la humana, como de la espacial. Es casi por tanto hablar de un o una guía, tanto en cuestiones físicas como en intelectuales.
Y sí, las luces que aparecen en todas las ciudades de España, y en casi todo el mundo por estas fechas de Navidad, son sin duda, en principio, para recordar una fecha clave en el mundo cristiano, que es el nacimiento de Dios. Luego sus orígenes se han ido olvidando, y hoy en día se puede decir que son un reclamo festivo-comercial. Toda una adaptación de la sociedad al momento social actual en que se vive.
De si son muchas las que ya se van instalando, lo cual conlleva problemas ecológicos y también económicos, yo creo que se ha dicho todo. Lo cierto es que estos días serían difíciles de entender sin ellas. Otra cosa a tener en cuenta son los lugares donde se instalan, la intensidad, la cantidad y el fin al que de destinan, donde no siempre es fácil acertar, ya que nunca llueve a gusto de todos.
Dicho esto, en lo que sí estamos todos de acuerdo, es que debemos de tener unas horas de apagado, que puedan oscilar según los días. Y no lo que está pasando actualmente, ya que amanecen encendidas, como si de competir con la luz del día se tratara, cosa que ha sucedido varios días en los fosos, Plaza Mayor, plaza del Conde etc.
Evitar este despilfarro sería conveniente, porque desde luego esto, sí que dice mucho de las pocas luces que tienen los que dan lugar a ello.
